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lunes, 16 de enero de 2012

Poesía

El elefante
El elefante delante
de su manada camina.
Cuatro patas siseantes
y la trompa entretenida.

Las orejas se le mueven
y, por su paso mecidas,
le abanican con su ritmo
ladeado, la barbilla.

Los colmillos, con sus curvas,
cortan el aire y la brisa,
y, con su testuz de cuarzo,
abre en la selva autopistas.

Busca las charcas con agua
y, si no las ve, imagina
que se zambulle en un lago
que le sirve de piscina.

Todos los días se quita
el sudor de las costillas,
el polvo de rabo y patas
y el barro de las mejillas

Come hojas de los árboles,
tiene memoria erudita,
sabe contar hasta ocho
y multiplica deprisa.


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